No eran las doce pero cenicienta salio apresurada y en huida dios sabe de quien o de que, perdio el zapatito. No era ni pequeño, ni de cristal, ningun hada lo habia creado, no habia diferencia alguna entre aquel y otros miles de zapatos izquierdos.
Cenicienta se inquieto al caer en la cuenta de su pérdida, no es adecuado en una dama ir descalza y no hay tiempo para encontrar un par nuevo, asi que entre tarea y tarea, buscó sin descanso en el castillo por si algun ratoncito lo hubiera escondido en lo mas alto de la torre o en el rincon mas oscuro de las caballerizas.
Tras buscar sin descanso durante dos dias pensó que quizas si la ultima vez que vio el zapato fue en casa del principe, podria ser una buena idea pasar por alli y preguntar si alquien lo habia visto.
Cogio su carroza y se acerco aquella misma tarde, toco varias veces a la puerta, no sabia bien si debia abrigar esperanzas puede ser que tampoco ellos supieran donde estaba y se llevase una decepcion…
Mientras Cenicienta pensaba, en la escalinata aparecio el chambelán de la corte que le pregunto cual era el motivo que la llevaba a este castillo, Cenicienta le contó la desdicha de su perdida y el chambelán la invitó a seguirle sin mediar ninguna explicacion.
Se detuvieron ante una gran puerta custodiada por un soldado, el chambelan le susurro algo al oido y el soldado, miro a cenicienta de arriba abajo y dijo riendose:
Hombre! Ya esta aqui nuestra cenicienta!!!
Y a cenicienta una sonrisa le ilumino el rostro, tras la puerta estaba su zapatito ya podia ponerselos el proximo dia para bailar entre las nubes.